Daniel Lumera

Un modo diferente de ser humanos, juntos: una invitación de corazón a corazón, a la amabilidad, al perdón… …al amor.

Un modo diferente de ser humanos, juntos

Diez enseñanzas para todas las edades. Un decálogo siempre verde.

Una invitación de corazón a corazón, a la amabilidad, al perdón…

…al amor.

di Daniel Lumera

 

 

 

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1) En primer lugar, la violencia se origina dentro de nosotros

 

El odio alimenta el odio. La rabia, más rabia. La culpa, más culpa.
Guerras, violencia, genocidios: todo esto se manifiesta porque millones de individuos han alimentado el odio ante todo en ellos mismos.
En todo el mundo. Gota a gota. Día tras día.
Cada uno de nosotros tiene una responsabilidad personal en todo esto: en cada momento, a partir de nuestro íntimo sentir, contribuimos a crear lo que vemos en nuestro planeta.
Deberíamos elegir. Esta elección contribuye al destino de todos.

 

Si queremos limpiar el mundo, empecemos primero por nuestros corazones.

 

 

2) Amabilidad, gratitud, perdón, empatía, inclusión, interconexión e interdependencia

Son las fuerzas femeninas del nuevo milenio.

Modifican nuestros genes, nos hacen vivir más tiempo y son la estrategia evolutiva para vencer contra la violencia y la competencia.

Pertenecen a aquellos que realmente tienen valor.

Se trata de una feminidad que va más allá de los géneros, presente tanto en la mujer como en el hombre. Medicinas naturales capaces de curar la necesidad de autoafirmación a través de la competencia, la violencia, la creación de un enemigo para crear pertenencia y consenso.
A través de la dulzura, se puede hacer caer el modelo individualista, basado en una forma de actuar cada vez más egoísta.
Crean un sentido de identidad a partir del cuidado y del valor de la reciprocidad.

 

 

 

3) Un nuevo sentido de responsabilidad

La raíz de lo que está aconteciendo en nuestras vidas se encuentra en nuestro íntimo sentir.
La calidad de nuestro invisible mundo interior corresponde a la calidad de la realidad que vivimos.
De nuestras ideas, pensamientos, creencias e impresiones más arraigadas nacen nuestras emociones; de las emociones, nuestras elecciones y decisiones; de las elecciones, nuestros comportamientos y costumbres; de los comportamientos, nuestro carácter; del carácter, nuestro destino.


Es debido a esto que, al cambiar la intimidad de nuestro sentir, podemos cambiar nuestro destino.

 

 

 

4) Más allá de la soledad

Si sientes soledad, en lugar de rechazarla, en lugar de llenar tu vida con objetos, con personas, para no sentirla, intenta sentarte y escuchar.

Acógela. Respira. Descubrirás que no se trata de soledad.

Se trata de la nostalgia.

Se trata del recuerdo del momento en que te abandonaste a ti mismo y te perdiste en las cosas, en el mundo, en los miedos.

Esa soledad es exactamente eso.

Explorarla, acogerla, darle las gracias, nos permite vivir la más poderosa experiencia de unión concedida al ser humano.

 

 

5) Florecer en el barro

Un pensamiento gentil, gota a gota, cava hasta la más dura de las rocas, la del odio. Así que no nos privemos de la satisfacción de responder con amabilidad al miedo, a la descortesía, a la venganza, al abuso, a la ignorancia, a la violencia, al rencor.

En la intimidad de nuestro sentir, podríamos empezar por ser amables con nosotros mismos.

Amabilidad en todas partes. Incluso en el silencio. Entre las notas de la existencia.

La semilla de la auténtica amabilidad, como la flor de loto, tiene el poder de crecer y florecer incluso en el barro.

Haría falta tan poco…, un poco de maravilla sería suficiente. Darnos cuenta de que estamos rodeados por un milagro constante. Concedernos el tiempo para estar en silencio y escuchar. Escuchar y sentir.

Concedernos el privilegio de encontrar tiempo libre para mirar al cielo. La amabilidad nos hace respirar. Recordar. Que las flores todavía crecen en todas partes.

Que en esta tierra estamos juntos.

Porque hay lejanías que nos acercan y soledades que nos unen.

 

 

6) Las grandes almas siempre eligen el amor

No es tanto lo que ocurre, sino lo que haces con ello, lo que marca la diferencia.

Podemos convertir el amor más sublime en posesión y obsesión, así como el dolor más profundo, en una oportunidad para madurar las virtudes de la paciencia, la humildad, la compasión, el perdón y la amabilidad.

No son los talentos, el carisma, la belleza o el poder los que revelan quiénes somos íntimamente, sino nuestras elecciones.

Las grandes almas siempre eligen el amor.

 

 

 

7) La inutilidad del lamento

No sirve de nada quejarse, buscar un culpable, crear un enemigo para desahogarse y luchar contra él, criticar, odiar, enfadarse.

El odio no se puede lavar con más odio, ni con rabia ni con rencor.

Si queremos eliminar la violencia de nuestras vidas, empecemos con nuestros pensamientos y sentimientos.

Ahora.

Cuando ni ves ni sientes el amor en el mundo, es porque no estás dando amor.

 

Distanciarse de la violencia es una manera de amarse.

 

 

 

8) El dolor es amor retenido

Retenemos el amor en nuestros corazones porque tenemos miedo de dejarlo libre.

Es esto lo que causa dolor. Tenemos miedo del hecho de no poder controlar su inmensidad.

De desnudarnos frente a la vida, liberarnos de las máscaras, de las falsas exigencias, de las necesidades que no son nuestras.

De encontrar el coraje para abrir nuestras manos y soltar todo, aliviando finalmente nuestros corazones de todas esas cargas y dolores acumulados y retenidos.

Desnudos como cuando nacimos. Puros. Presentes y despiertos en medio del milagro de la vida.

 

 

9) El coraje y el miedo

Sólo tenemos miedo. Miedo a encontrarnos infinitos, más allá de nosotros mismos, sin reconocernos.

Será a través del amor que moldearás tu ser hasta demostrar tu rendición.

Sin condiciones.

Dócil como un cordero. Humilde como una brizna de hierba.

En ese momento, estarás listo para darte cuenta de que tú mismo eres el camino que recorres.

Estarás listo porque habrás dado todo de ti mismo.

Hasta el dolor extremo y la última gota de amor.

Liberarás el amor que retienes en tu corazón… te convertirás en el amor que buscas.

 

 

 

10) La fuerza del perdón: de la rabia a la gratitud

Acabemos con un cliché: perdonar no equivale a sufrir sin reaccionar, ni tampoco a olvidar o a justificar.

En cambio, significa actuar desde una condición de conciencia, equilibrio y amor.

Liberar el pasado del dolor para ser plenamente conscientes del presente.

Cuando se perdona de verdad, incluso a uno mismo, ya no es la ira, la rabia, la frustración y la ignorancia lo que nos motiva.

Si el perdón es auténtico, las palabras y las acciones sólo expresarán determinación, claridad y comprensión.

 

 

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> Del recorrido del Hilo de Oro, creado por Daniel Lumera, nace una experiencia única que conduce a una integración consciente de hábitos sanos y simples en la vida de las personas: LOS TRES PILARES DEL BIENESTAR, un nuevo paradigma de Salud, Longevidad y Consciencia

 

 

 

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