Era uno de los últimos discípulos directos de Gandhi. Anthony Elenjimittan ha representado para mi un ejemplo viviente de humildad, simplicidad y coherencia, y también un precioso guía en el estudio y profundización de la cultura indovédica y del paralelismo entre ésta y la occidental. No tenía necesidad de ser llamado maestro porqué lo era. Vivía profundamente y con coherencia aquello que transmitía. Nunca vi en él ninguna muestra de ira, rabia, venganza, alteración, importancia personal, mentira, competición ni búsqueda de poder, dinero y éxito. Todo esto había sido superado para dejar lugar a un entusiasmo y una dicha natural, que transmitía con profunda gentileza a quien fuese que se avecinara a él con un sincero espíritu de búsqueda. En este hombre no existía ni rastro de sentido de superioridad, de posesión, de “mío y tuyo” y sus modales eran siempre cordiales e intensamente impregnados de una espiritualidad auténtica, que deriva de un contacto directo con los estados de conciencia más elevados concedidos al ser humano. Sin embargo su firmeza era inquebrantable cuando se trataba de tener que forjar la propia conciencia con la disciplina de una vida dedicada al conocimiento. Tenía una cultura oceánica, que reunía Oriente y Occidente en una visión unitaria.
Homenaje a la vida de Anthony Elenjimittan –
Daniel Lumera
